Los continuos e impredecibles cambios que deben afrontar las empresas en la actualidad les exigen asumir retos cada vez más complejos que les garanticen resultados para sobrevivir en un mercado altamente competitivo. Tal condición requiere de directivos que optimicen sus habilidades para liderar equipos, considerando unas características que antes parecían irrelevantes.
El Directivo debe convertirse en un facilitador para la transformación no solo de las personas que componen los equipos, sino de la empresa, a través del desarrollo y crecimiento constante en la mejora de los procesos de gestión. Factores como la estrategia organizacional, la gestión humana y la estructura organizacional, todos ellos son necesarios para generar un cambio de trabajar solo a hacerlo en equipo, pues para lograrlo requiere que los colaboradores cooperen entre sí, compartan información, confronten sus diferencias y sublimen sus intereses personales en aras del bien mayor del equipo.
Todo líder debe buscar la sinergia positiva que permita que su equipo mejore su rendimiento y para lograrlo, debe procurar protegerse del pensamiento grupal, es aquí donde los miembros del “Equipo” no consideran las ideas como alternativas, dejando de lado el propósito común. Los pilares que no deben fallar en las organizaciones son: Confianza, compromiso y colaboración.
Un equipo de alto rendimiento es un conjunto de personas con roles específicos, complementarios y multifuncionales que cooperan juntos, con gran compromiso e identificación, en la consecución de un objetivo común del cual son responsables y por cuya consecución cuentan con los recursos y la autonomía suficientes.
La creación de equipos de alto rendimiento es lo que distingue a las mejores empresas del resto. Los equipos, deben contar con la composición adecuada de estilos de pensamiento y destrezas técnicas y exigir la diversidad de estilos para ofrecer buenas ideas y más oportunidades. El éxito es medido a través del decremento de conflictos e incremento en el rendimiento.
A fin de ser más efectivos, la construcción de equipos de alto rendimiento debe iniciar con una visión clara de las metas del equipo, así como una estrategia bien definida sobre cómo lograr dichas metas, deben saber por qué son importantes y a la vez deben aceptar dichas metas como propias, ofreciéndoles oportunidades suficientes de colaborar.
Dejo plasmado un lema que es muy cierto y me gustó mucho “La mayoría de los directivos hoy en día triunfan no por su talento, conocimiento o habilidad por sí sola, sino porque son capaces de reconocer el potencial en otros y de convertir a su personal en un equipo con alto rendimiento”.
Ahora debemos preguntarnos ¿Cómo los directivos o gerentes transformarían a los colaboradores en eficaces miembros de equipos?, adjunto cinco estrategias que darían respuesta a la pregunta:
- Selección. Algunas personas ya cuentan con las habilidades interpersonales que se necesitan para ser miembros eficaces de los equipos. Muy importante contar con un “Manual de Puestos por Competencias”.
- Coaching. Puede acompañarse la fase inicial del equipo con la asignación de un Coach de equipos, realizando ejercicios de construcción grupal y acompañar a la empresa en la agenda inicial del equipo.
- Formación. Los especialistas en capacitación realizan entrenamiento, capacitación y formación en habilidades de gestión como la toma de decisiones en equipo, gestión de tiempo, etc., y habilidades interpersonales como manejo de reuniones efectivas, gestión de conflictos, etc., que permitan que los colaboradores experimenten la satisfacción que ofrece el trabajo en equipo.
- Evaluación. Dada la naturaleza su evaluación no tendría que ser difícil, los indicadores cuantitativos de rendimiento establecidos serían la referencia para evaluarlos. También hay que evaluar el factor interpersonal del rendimiento del equipo mediante evaluaciones de desempeño y feedback 360°.
- Recompensa. El sistema de recompensas debe estimular los esfuerzos de cooperación en vez de los competitivos. Los equipos deben seleccionar a los nuevos integrantes de forma cuidadosa para que realmente contribuyan a su eficacia (y también a los bonos del equipo). Es muy importante recompensar extrínseca e intrínsecamente como por ejemplo la camaradería.
Otra herramienta a utilizar para alinear equipos de alto rendimientos es Team Canvas, que es un marco estratégico que ayuda a los líderes o directivos a organizar reuniones de alineación de equipos, resolver conflictos y construir una cultura productiva, rápidamente. En un entorno organizativo cambiante, multicultural y multinacional, aunque no compartan un espacio físico, los equipos de trabajo comparten una misión común, colaboran en proyectos, comparten recursos y asumen retos en conjunto.
Ahora, si hablamos de competencias de un líder, debemos empezar por la autogestión, y hacerse la siguiente pregunta: ¿Cuáles son las competencias requeridas para liderar Equipos de Alto Rendimiento? Un aspecto fundamental en el proceso de desarrollo de Equipos de Alto Rendimiento es lograr una diferenciación en el liderazgo. Es fundamental enfatizar las metas de alto nivel de la organización y cómo estas contribuyen a la acción de un equipo de éxito a alcanzarlas, debe encontrar la manera de ayudar a los miembros de su equipo a través del coaching y como líder debe iniciar la acción, toda sugerencia no debe ser tomada como amenaza por parte del equipo, deben ver a su equipo como un todo. Por tanto, la función del líder es lograr el cumplimiento de los aspectos antes mencionados. Adicionalmente, el líder de Equipos de Alto Rendimiento debe tener una visión mucho más integral, conocer a cada uno de sus integrantes para generar sinergias en función de la empresa, facilitar las diferentes estrategias para que la visión esté presente con responsabilidad y redes de apoyo estructurales y funcionales, para la innovación, priorizando el sentido, las relaciones y el trabajo paralelamente.
En consecuencia, la conformación de Equipos de Alto Rendimiento exige por parte del líder una mirada estratégica de la gestión, basada en tres niveles de actuación: individual, grupal y organizacional. El nivel individual implica por parte del líder un desarrollo de competencias personales y profesionales que le permitan el establecimiento de relaciones interpersonales interdependientes, en las que la comunicación, la negociación y el acuerdo sean parte de su dinámica, donde cada espacio organizacional y personal sea un espacio de aprendizaje y desarrollo integral.
Así mismo, desde esta perspectiva el objetivo principal debe ser el bienestar y la calidad de vida con un sentido de realización individual y social, lo cual incluye el desarrollo de competencias técnicas y habilidades profesionales que permitan la consolidación de equipos de alto nivel en equipos de trabajo. En consecuencia, el cambio de actitud, el desarrollo de competencias personales, profesionales y organizacionales son los ejes centrales para el trabajo con Equipos de Alto Rendimiento.
En el nivel grupal se identifican las competencias colectivas que deben ser desarrolladas, entre ellas el estar unidos por un objetivo en común, tener un comportamiento integrador y a la vez uno con un verdadero propósito para superar los obstáculos y redefinir el éxito de superación a un aprendizaje autónomo con oportunidades colectivas. Esta mirada implica un proceso de cada uno de los integrantes del equipo, donde exista un compromiso individual y grupal hacia la organización, basándose en el propósito organizacional.
El líder deberá confiar más en su táctica, puesto que puede usar su propio comportamiento para condicionar el rendimiento de los demás (el líder es la iniciativa de los demás) y enmarcar la situación de forma positiva para obtener beneficios compartidos.
El estilo que el líder asuma debe contemplar, en primer lugar, sus propias características, competencias, creencias y rasgos, las cuales deben compaginar con las de los miembros del equipo. El reto central del líder está en crear un clima donde de manera auténtica exista libertad, respeto y confianza. Este tipo de clima tiene como condición previa un estilo de dirección basado en valores.
Mi opinión
Las competencias para liderar Equipos de Alto Rendimiento han ido desplazándose hacia los recursos personales requeridos para lograr relaciones interpersonales fundadas en la confianza, con un auténtico y profundo compromiso con la empresa, así como con la generación de entornos laborales en los cuales los colaboradores logren el bienestar no solo como un derecho laboral, sino como un elemento que potencia la creatividad y el rendimiento, propiciando entornos enriquecidos para los colaboradores, los directivos y buscando el bienestar personal y laboral necesario en la salud laboral para la calidad de vida y la productividad empresarial.
Un equipo de alto rendimiento, fortalecerá el sentido de la responsabilidad colectiva, acabando con la actitud de “yo ya hice mi parte”, que perjudica al rendimiento del equipo. Cuando los miembros del equipo se consideran responsables colectivos de los resultados, ayudan a los demás que tienen dificultades o se están quedando atrás.